Nueva edición de esta clásica de las maratones en España, y
como cada año desde que este club se creara en 2007 hubo galgas en la línea de
salida. Tres fueron esta vez: Michi, Nacho y Valentín. Estas son sus crónicas:
Nacho:
“Mañana lluviosa en Donostia, buena temperatura y ausencia de viento. Si dejara de llover sería ideal para correr mi segunda maratón. Por una parte me da pereza correr, pero por otra estoy deseando ponerme a la faena. Vamos andando tranquilamente desde el hotel Zaragoza hasta la salida.
Después de dejar la mochila en el coche voy a los servicios de Anoeta a echar la"meadita del miedo" y me voy con Michi hacia la salida a buscar una buena colocación. Nos deseamos suerte y me situo entre la liebre de 3:45 y la de 3:30, suena un emocionante Highway to Hell, disparo y a correr. Salgo tranquilo, 05:15-05:20, voy hablando con muchos asturianos que o me conocen o identifican mis "orígenes" gracias a la camiseta “Galga”. A partir del 7-8 empiezo a coger el ritmo objetivo (5:05-5:13), todo va estupendamente, sigo marcando los tiempos previstos y me encuentro bien, la media la paso en 1:50 prácticamente pelaos, en el 22 veo a un “Llanera” caminando por la mediana, al llegar a su altura veo que es Miguel y le pregunto que le ha pasado, va hecho polvo y solo acierta a desearme suerte. Poco después de salir por segunda vez de Anoeta, en el 25, otro disgusto, veo a Valentín en la acera, le pregunto que ha pasado y creo entenderle que no iba bien, no llegaba a su objetivo, y se paró, me entra bastante mal rollo, voy algo “justito” de cabeza y pienso que el siguiente en caer puedo ser yo.
Empiezo a notar que dentro de poco se me va a acabar el gas, cruzarme con Michi sobre el 27 me produce una gran alegría, porque le veo muy cómodo y con una sonrisa de oreja a oreja, señal de que va fenomenal y está disfrutando a tope. A partir del 30 levanto un poco el pie, enseguida viene la parte más dura y fea del recorrido, del kilómetro 33 al 37 y los dos primeros picando hacia arriba, las piernas empiezan a doler y además como siga a ese ritmo en los últimos kilometros puedo perder una minutada, así que me pongo a 05:20-05:30 y tiro hasta el final para buscar bajar cómodamente de 3:45.
La entrada en Anoeta es emocionante, me alegra ver a Miguel del Llanera haciendo fotos, ya recuperado, con una sonrisa en la cara. Al llegar a la pista miro al cielo, me acuerdo y dedico la carrera a ese ser querido que hace años “vive” allí arriba. Me encantan las carreras que terminan en una pista de atletismo, todos los maratones debería de acabar en una, creo que es el mejor final. Los últimos 200 metros exprimo la pizca de energía que me queda y entro por debajo de 03:43. Buscaba 03:40, pero quedo muy satisfecho, porque bajé mi única marca en la distancia en más de 12 minutos. Me gustó mucho esta maratón, la organización, los voluntarios, la gente animando a tope, todo muy bien, es una carrera que merece la pena.
Acabé muy cansado y pensando que sería mi última maratón, pero un par de días después ya estoy pensando en la siguiente, incluso me ronda cada vez más por la cabeza probrar una “ultra”. En fin, ya veremos …
Un abrazo para todos.”
Michi:
“El viaje a San Sebastián comenzó el viernes a medio día,
cuando partimos mi mujer y yo de Lugones acompañando a Valentín y Susana. No
podíamos haber tenido mejor compañía, fue un fin de semana fantástico. El
viernes visitamos el casco antiguo y degustamos pinchos, el sábado por la
mañana estuvimos por la feria del corredor, donde conocí a Esmeralda y Gerardo
(encantadores los dos), de tarde nos relajamos en las terrazas, y
posteriormente fuimos encontrándonos con asturianos hasta la cena donde nos juntamos
un buen grupo. Lo pasé muy bien, cuando me acosté esa noche pensé que pasara lo
que pasara en la carrera ya había merecido la pena estar ahí.
Y llegó el gran momento, me levanté a las 6, desayuné y a hacer tiempo hasta las 8 que salimos del hotel caminando hasta la salida. Estaba muy tranquilo y relajado, no había nervios ni agobios, tenía claro que iba a correr como había entrenado, disfrutando. No seguí ningún plan para esta maratón, me dediqué los últimos dos meses a entrenar un día sí y otro no (para no lesionarme) y a correr por semana entre 1:20 y 1:40 y los fines de semana de 2 horas para arriba. Y siempre a ritmos cómodos, nada de series ni cambios de ritmo ni mirar tiempos ni nada. Con eso me planté en la salida y con el convencimiento de que no iba a sufrir, si se daba el caso caminaba o abandonaba.
Me puse un poco por delante de la liebre de 3:45 en la salida. Iba con la camiseta de tirantes, una sudadera de cuello cisne y un poncho para el agua (los dos últimos con la previsión de tirarlos cuando calentara). Dan la salida y empiezo muy tranquilo, tampoco se podía ir mucho más rápido por el barullo de gente. Pienso si quitar ropa pero voy muy a gusto y aguanto. Poco a poco voy cogiendo ritmo y cada vez me acerco más a la liebre de 3:30, que me parece que va algo rápido porque paso el km 3 en 14:50 y a ella aun la veo lejos. Sobre el km 5 ya la pillo y voy metido en un nutrido grupo varios kms, hasta el 11, momento en el que decido irme por delante. Iba muy cómodo de ritmo pero me agobiaba tanta gente tan junta y tras llevarme un par de golpes en una rodilla opté por dejarlos. Fue una buena decisión porque a partir de ese momento empecé a pasarlo en grande.
En el km 12 me esperaban Pili y Susana, les doy la gorra que me sobra y ya quedo en tirante (antes había tirado ya el resto). A partir de ese km disfruté la maratón como no lo había hecho nunca, apenas miré parciales, no me importaba el ritmo pero sentía que iba muy suelto, siempre pasando gente pero sobre todo disfrutando de cada metro, de la gente que animaba… de todo lo que pasaba a mi alrededor… choqué las palmas de varios niños que te las ofrecían… era una pasada. Llegué la zona del polígono y ahí la diversión aumenta, primero por ver que seguía yendo muy cómodo (en esa zona comenzó mi calvario en 2008) y segundo por ir cruzándome con otros asturianos e intercambiando saludos. Todo iba muy bien, tal vez demasiado pensaba, pero me daba igual. En el km 22 me vuelvo a encontrar con Pili y Susana, está ya cerca la segunda entrada a Anoeta, y una vez dentro veo a Valentín. No debería estar ahí, tendría que ir más adelante y temo que tenga problemas. Cuando llego a su altura confirma lo que me temo y va mal. Me dice que tire y que va a abandonar, la maratón tiene estas injusticias, si alguien merecía acabar y con un gran tiempo era Valentín. Sigo hacia delante y me encuentro con Miguel caminando que también abandona, otra putada e injusticia como la de mi compañero. En ese momento saco uno de los dos pedazos de barrita energética que llevo conmigo y voy comiéndolo poco a poco (el segundo no me llegó a hacer falta).
Los abandonos de Valen y Miguel me hacen dudar un poco sobre mi porque temo que me pueda pasar lo mismo y que nuevamente vuelva a pinchar en una maratón, pero esos malos pensamientos duran poco porque sigo encontrándome muy bien y corriendo a buen ritmo. Más allá del km 27, no sé en cual exactamente miro tiempo y lo paso en 4:35, ahí me doy cuenta de que el muro me va a dar bien fuerte por ir demasiado rápido pero no bajo demasiado, regulo un poco pero sigo muy cómodo. Y así van pasando los kms hasta llegar de nuevo a la fea zona del polígono donde empiezo a notar mucha sed y a apetecerme beber acuarios. En el km 34 noto que ya empiezo a flojear un poco y eso, unido a la sed, hace que decida parar en todos los avituallamientos para beber tranquilamente el vaso de acuarios mientras camino, así mato dos pájaros de un tiro, descansar un poco y poder beber bien, ya que corriendo temía tragar más aire que líquido. En cada parada pierdo minuto y pico largo, pero no me importa demasiado. No recuerdo sí paré dos o tres veces, lo que sí recuerdo es que a partir del km 39 volví a coger fuerzas y de ahí a meta no paré más. El ritmo era lo más digno posible aunque mucho más lento que antes, iba ya muy tocado pero la gente me llevaba en volandas con los ánimos. Costaba no emocionarse, disfruté como nunca esos últimos 3000 metros, siempre con una tonta sonrisa en la boca que no podía evitar. Ver a Miguel en la entrada de Anoeta con esos últimos ánimos me dio fuerzas para incluso cambiar dentro del estadio y apretar para conseguir acabar en 3:28:40, casi no me lo creía cuando miraba el reloj.
Era la séptima maratón que afrontaba, en todas las anteriores había perdido, por lesiones, abandonos o bajones, pero esta vez no, esta vez había ganado yo, ya no por la marca sino porque conseguí lo que quería que era no sufrir y pasarlo bien.”
Y llegó el gran momento, me levanté a las 6, desayuné y a hacer tiempo hasta las 8 que salimos del hotel caminando hasta la salida. Estaba muy tranquilo y relajado, no había nervios ni agobios, tenía claro que iba a correr como había entrenado, disfrutando. No seguí ningún plan para esta maratón, me dediqué los últimos dos meses a entrenar un día sí y otro no (para no lesionarme) y a correr por semana entre 1:20 y 1:40 y los fines de semana de 2 horas para arriba. Y siempre a ritmos cómodos, nada de series ni cambios de ritmo ni mirar tiempos ni nada. Con eso me planté en la salida y con el convencimiento de que no iba a sufrir, si se daba el caso caminaba o abandonaba.
Me puse un poco por delante de la liebre de 3:45 en la salida. Iba con la camiseta de tirantes, una sudadera de cuello cisne y un poncho para el agua (los dos últimos con la previsión de tirarlos cuando calentara). Dan la salida y empiezo muy tranquilo, tampoco se podía ir mucho más rápido por el barullo de gente. Pienso si quitar ropa pero voy muy a gusto y aguanto. Poco a poco voy cogiendo ritmo y cada vez me acerco más a la liebre de 3:30, que me parece que va algo rápido porque paso el km 3 en 14:50 y a ella aun la veo lejos. Sobre el km 5 ya la pillo y voy metido en un nutrido grupo varios kms, hasta el 11, momento en el que decido irme por delante. Iba muy cómodo de ritmo pero me agobiaba tanta gente tan junta y tras llevarme un par de golpes en una rodilla opté por dejarlos. Fue una buena decisión porque a partir de ese momento empecé a pasarlo en grande.
En el km 12 me esperaban Pili y Susana, les doy la gorra que me sobra y ya quedo en tirante (antes había tirado ya el resto). A partir de ese km disfruté la maratón como no lo había hecho nunca, apenas miré parciales, no me importaba el ritmo pero sentía que iba muy suelto, siempre pasando gente pero sobre todo disfrutando de cada metro, de la gente que animaba… de todo lo que pasaba a mi alrededor… choqué las palmas de varios niños que te las ofrecían… era una pasada. Llegué la zona del polígono y ahí la diversión aumenta, primero por ver que seguía yendo muy cómodo (en esa zona comenzó mi calvario en 2008) y segundo por ir cruzándome con otros asturianos e intercambiando saludos. Todo iba muy bien, tal vez demasiado pensaba, pero me daba igual. En el km 22 me vuelvo a encontrar con Pili y Susana, está ya cerca la segunda entrada a Anoeta, y una vez dentro veo a Valentín. No debería estar ahí, tendría que ir más adelante y temo que tenga problemas. Cuando llego a su altura confirma lo que me temo y va mal. Me dice que tire y que va a abandonar, la maratón tiene estas injusticias, si alguien merecía acabar y con un gran tiempo era Valentín. Sigo hacia delante y me encuentro con Miguel caminando que también abandona, otra putada e injusticia como la de mi compañero. En ese momento saco uno de los dos pedazos de barrita energética que llevo conmigo y voy comiéndolo poco a poco (el segundo no me llegó a hacer falta).
Los abandonos de Valen y Miguel me hacen dudar un poco sobre mi porque temo que me pueda pasar lo mismo y que nuevamente vuelva a pinchar en una maratón, pero esos malos pensamientos duran poco porque sigo encontrándome muy bien y corriendo a buen ritmo. Más allá del km 27, no sé en cual exactamente miro tiempo y lo paso en 4:35, ahí me doy cuenta de que el muro me va a dar bien fuerte por ir demasiado rápido pero no bajo demasiado, regulo un poco pero sigo muy cómodo. Y así van pasando los kms hasta llegar de nuevo a la fea zona del polígono donde empiezo a notar mucha sed y a apetecerme beber acuarios. En el km 34 noto que ya empiezo a flojear un poco y eso, unido a la sed, hace que decida parar en todos los avituallamientos para beber tranquilamente el vaso de acuarios mientras camino, así mato dos pájaros de un tiro, descansar un poco y poder beber bien, ya que corriendo temía tragar más aire que líquido. En cada parada pierdo minuto y pico largo, pero no me importa demasiado. No recuerdo sí paré dos o tres veces, lo que sí recuerdo es que a partir del km 39 volví a coger fuerzas y de ahí a meta no paré más. El ritmo era lo más digno posible aunque mucho más lento que antes, iba ya muy tocado pero la gente me llevaba en volandas con los ánimos. Costaba no emocionarse, disfruté como nunca esos últimos 3000 metros, siempre con una tonta sonrisa en la boca que no podía evitar. Ver a Miguel en la entrada de Anoeta con esos últimos ánimos me dio fuerzas para incluso cambiar dentro del estadio y apretar para conseguir acabar en 3:28:40, casi no me lo creía cuando miraba el reloj.
Era la séptima maratón que afrontaba, en todas las anteriores había perdido, por lesiones, abandonos o bajones, pero esta vez no, esta vez había ganado yo, ya no por la marca sino porque conseguí lo que quería que era no sufrir y pasarlo bien.”
Valentín:
“CRONICA DE MI DESASTRE
Siempre estoy de broma con el tema de mis pipis y mis popos ,pero aller se convirtió en un problema de verdad y me jodio la carrera.
Me levante y desayune para correr el maratón.
1 zumo que llevaba yo de los que desayuno siempre
5 galletas príncipe que llevaba yo y que tomo siempre
2 tostadas con mantequilla y mermelada
Luego en la habitación me tome un gel y medio litro de agua.
Hasta aquí bien, como siempre que corro un maratón. Sin problema.
Luego intente hacer popo pero no había ganas, así que tuve que esperar un buen rato.
El caso es que yo vi que la cantidad que salió no era la que debía de haber salido. Antes de quedar con la gente abajo en la puerta del hotel, volví a repetir trono pero salió muy poco, así que ya sabía que algo quedaba dentro.
De la que íbamos para la salida me bebí ½ litro de acuarius a sorbos. Llegamos a Anoeta y justo antes de hacer la foto de grupo me entraros ganas hacer popo de nuevo, así que al baño de Anoeta . Eche fuera una buena cantidad, así que pensé que ya estaba, que era todo lo que quedaba y ya no tendría ningún problema. Como anécdota, decir que al acabar, vi que no había papel y me entro la duda de con que limpiarme, pero levante la cabeza y había un dispensador de papel tipo toallita y salvado. Respire.je.je.
Salí a correr sin presión, sin mirar el reloj y controlando un poco las pulsaciones. Tuve que parar en el km 3 a echar una meada, pues no pude mear justo en la salida, y ahí eche un pipi transparente y una gran cantidad, con lo cual me di cuenta que estaba bien hidratado y que no tenía que beber mucha agua, así que decidí echar 2 sorbos por avituallamiento, cuando suelo beber el botellín entero. Pase los 10 km en el tiempo previsto, a una media de 4.45 min/km. Bien de pulso y ritmo y de cabeza bien. Todo perfecto. Llegue a estar en el grupo de la liebre de 3.15 en el km 6 en el primer paso por Anoeta, pero la deje marcharse porque ese no era mi objetivo. Que conste que esa liebre salió despacio y por eso la pille.
En el km 12 me esperaba mi mujer con los geles y apartir de aquí empezó mi odisea.
Tome el primer gel y me bebí medio botellín, al poco empezó a soltar aire por cola.
Cada vez tiraba mas pedos en la zona de las universidades empecé a notar que el estomago no iba bien.
Seguí de vuelta a Anoeta y empecé a soltar algo de lastre en algunas ventosidades. Me dio asco pensar que llevaba el calzoncillo con amiguitos, pero preferí pensar que eran pocos y no pasaba nada.
Al llegar al túnel de la concha las molestias en el estomago eran ya muy molestas y para colmo, aun tuve que parar a mear. Me tome el segundo gel en el km 20, pues notaba que me estaba quedando sin gasolina y aunque con molestias estomacales, pensé que se pasaría como otras veces. Mi ritmo al arrancar era el adecuado y aunque había perdido tiempo sobre lo previsto mi cabeza empezó a pensar ya en abandonar si la cosa no mejoraba.
La cosa empeoro y empecé a tener verdaderas ganas de hacer popo así que a retener hasta que pudiese encontrar un baño.
Pase la media en 1h41min, 1 minuto sobre el tiempo previsto. Bien.
Llegue al km 22 y allí estaba mi mujer. Le dije que igual abandonaba en el km 25 que no iba bien. 150 metros más adelante tuve que meterme entre 2 coches y hacer popo allí mismo. Llevaba 1 km cerrando el escape para que no saliese y ya no podía más. LA cara de los que me vieron era para grabarla y la mía también.
El caso es que al agacharme no me baje suficiente la maya y la moje entera de pipi. El popo fue muy abundante, así que no lo había echado todo en Anoeta.
Al levantarme y volver a correr, no sé qué coño paso que las piernas ya no iban. Baje el ritmo muchísimo y era incapaz de sacar chispa de las piernas. Al pasar por segunda vez por anoeta el km me Salí a 5.45 y no tenia energía para moverme.
Mire el reloj, vi que ya no iba a hacer el tiempo que quería ni de coña, que no iba a recuperar en la segunda mitad lo perdido. Que me había entrado un bajón físico importante. Que las piernas no iban ni pa tras. Estaba sufriendo la leche y las molestias en el estomago seguían.
Con toda la maya meada, el calzoncillo con amigos y la moral ya por los suelos. Sopesando lo que me quedaba y viendo el calvario que tendría que pasar para acabarlo por pundonor, decidí que lo mejor era pararse y marcharse al hotel.
Así que me pare en el km 25 y de allí al hotel. Me entraron muchas ganas de llorar por ver como se había ido todo al garate y aunque quise ir a ver como entrabais todos en meta, era mucho tiempo de espera y no era plan en las condiciones que estaba de estar allí.
El disgusto que tenía ayer era muy gordo, pues ver que estaba mejor que nunca y que todos los entrenos tan buenos que hice, no se vieran reflejados en ningún carrera de las que he hecho este año me da mucha rabia. Y eso es lo que me pasa que estoy rabiado de ver que tanto entreno, tanto sufrimiento, tanto tiempo empleado, no se ve por ningún sitio.
Bueno, la conclusión es que no tenía que haber tomado los geles. Con la lluvia y el frio de estar empado de la lluvia que cayó al principio, no me sentaron bien como cuando los tome en los entrenos. También me doy cuenta que no los necesitaba, pues al tomarlos me dio una hiperglucemia y mi cuerpo lo combatió, por eso fui a menos y en anoeta ya me dio el bajón total.
No fueron los nervios, ni la presión que uno se mete a la hora de conseguir un objetivo, al menos eso pienso, pero tengo que revisar seriamente todo lo relacionado con la alimentación antes de las carreras y durante para que esto no vuelva a pasarme. También los días previos a las carreras, pues veo que comer solo hidratos 3 días me estriñe y luego lo suelto el día de la carrera.
De momento no quiero volver a correr más maratones. Estoy harto”
Siempre estoy de broma con el tema de mis pipis y mis popos ,pero aller se convirtió en un problema de verdad y me jodio la carrera.
Me levante y desayune para correr el maratón.
1 zumo que llevaba yo de los que desayuno siempre
5 galletas príncipe que llevaba yo y que tomo siempre
2 tostadas con mantequilla y mermelada
Luego en la habitación me tome un gel y medio litro de agua.
Hasta aquí bien, como siempre que corro un maratón. Sin problema.
Luego intente hacer popo pero no había ganas, así que tuve que esperar un buen rato.
El caso es que yo vi que la cantidad que salió no era la que debía de haber salido. Antes de quedar con la gente abajo en la puerta del hotel, volví a repetir trono pero salió muy poco, así que ya sabía que algo quedaba dentro.
De la que íbamos para la salida me bebí ½ litro de acuarius a sorbos. Llegamos a Anoeta y justo antes de hacer la foto de grupo me entraros ganas hacer popo de nuevo, así que al baño de Anoeta . Eche fuera una buena cantidad, así que pensé que ya estaba, que era todo lo que quedaba y ya no tendría ningún problema. Como anécdota, decir que al acabar, vi que no había papel y me entro la duda de con que limpiarme, pero levante la cabeza y había un dispensador de papel tipo toallita y salvado. Respire.je.je.
Salí a correr sin presión, sin mirar el reloj y controlando un poco las pulsaciones. Tuve que parar en el km 3 a echar una meada, pues no pude mear justo en la salida, y ahí eche un pipi transparente y una gran cantidad, con lo cual me di cuenta que estaba bien hidratado y que no tenía que beber mucha agua, así que decidí echar 2 sorbos por avituallamiento, cuando suelo beber el botellín entero. Pase los 10 km en el tiempo previsto, a una media de 4.45 min/km. Bien de pulso y ritmo y de cabeza bien. Todo perfecto. Llegue a estar en el grupo de la liebre de 3.15 en el km 6 en el primer paso por Anoeta, pero la deje marcharse porque ese no era mi objetivo. Que conste que esa liebre salió despacio y por eso la pille.
En el km 12 me esperaba mi mujer con los geles y apartir de aquí empezó mi odisea.
Tome el primer gel y me bebí medio botellín, al poco empezó a soltar aire por cola.
Cada vez tiraba mas pedos en la zona de las universidades empecé a notar que el estomago no iba bien.
Seguí de vuelta a Anoeta y empecé a soltar algo de lastre en algunas ventosidades. Me dio asco pensar que llevaba el calzoncillo con amiguitos, pero preferí pensar que eran pocos y no pasaba nada.
Al llegar al túnel de la concha las molestias en el estomago eran ya muy molestas y para colmo, aun tuve que parar a mear. Me tome el segundo gel en el km 20, pues notaba que me estaba quedando sin gasolina y aunque con molestias estomacales, pensé que se pasaría como otras veces. Mi ritmo al arrancar era el adecuado y aunque había perdido tiempo sobre lo previsto mi cabeza empezó a pensar ya en abandonar si la cosa no mejoraba.
La cosa empeoro y empecé a tener verdaderas ganas de hacer popo así que a retener hasta que pudiese encontrar un baño.
Pase la media en 1h41min, 1 minuto sobre el tiempo previsto. Bien.
Llegue al km 22 y allí estaba mi mujer. Le dije que igual abandonaba en el km 25 que no iba bien. 150 metros más adelante tuve que meterme entre 2 coches y hacer popo allí mismo. Llevaba 1 km cerrando el escape para que no saliese y ya no podía más. LA cara de los que me vieron era para grabarla y la mía también.
El caso es que al agacharme no me baje suficiente la maya y la moje entera de pipi. El popo fue muy abundante, así que no lo había echado todo en Anoeta.
Al levantarme y volver a correr, no sé qué coño paso que las piernas ya no iban. Baje el ritmo muchísimo y era incapaz de sacar chispa de las piernas. Al pasar por segunda vez por anoeta el km me Salí a 5.45 y no tenia energía para moverme.
Mire el reloj, vi que ya no iba a hacer el tiempo que quería ni de coña, que no iba a recuperar en la segunda mitad lo perdido. Que me había entrado un bajón físico importante. Que las piernas no iban ni pa tras. Estaba sufriendo la leche y las molestias en el estomago seguían.
Con toda la maya meada, el calzoncillo con amigos y la moral ya por los suelos. Sopesando lo que me quedaba y viendo el calvario que tendría que pasar para acabarlo por pundonor, decidí que lo mejor era pararse y marcharse al hotel.
Así que me pare en el km 25 y de allí al hotel. Me entraron muchas ganas de llorar por ver como se había ido todo al garate y aunque quise ir a ver como entrabais todos en meta, era mucho tiempo de espera y no era plan en las condiciones que estaba de estar allí.
El disgusto que tenía ayer era muy gordo, pues ver que estaba mejor que nunca y que todos los entrenos tan buenos que hice, no se vieran reflejados en ningún carrera de las que he hecho este año me da mucha rabia. Y eso es lo que me pasa que estoy rabiado de ver que tanto entreno, tanto sufrimiento, tanto tiempo empleado, no se ve por ningún sitio.
Bueno, la conclusión es que no tenía que haber tomado los geles. Con la lluvia y el frio de estar empado de la lluvia que cayó al principio, no me sentaron bien como cuando los tome en los entrenos. También me doy cuenta que no los necesitaba, pues al tomarlos me dio una hiperglucemia y mi cuerpo lo combatió, por eso fui a menos y en anoeta ya me dio el bajón total.
No fueron los nervios, ni la presión que uno se mete a la hora de conseguir un objetivo, al menos eso pienso, pero tengo que revisar seriamente todo lo relacionado con la alimentación antes de las carreras y durante para que esto no vuelva a pasarme. También los días previos a las carreras, pues veo que comer solo hidratos 3 días me estriñe y luego lo suelto el día de la carrera.
De momento no quiero volver a correr más maratones. Estoy harto”
Los tiempos y puestos finales fueron:
Michi 3:28:41 puesto 1383
Nacho 3:42:56 puesto 1844 de un total de 2619 atletas.
Fotos por cortesía de Miguel
Un saludo a todos
Galgalugones
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