viernes, 30 de marzo de 2012

MARATÓN BARCELONA 25-03-2012

Lo tengo todo como si hubiera sido un sueño, pero un sueño precioso que después de pasar unos cuantos días todavía no he asimilado. Me llamó mucho la atención lo tranquilo que estuve los días previos, durmiendo bien la noche anterior, incluso los minutos anteriores a mi debut en la distancia, sobre todo teniendo en cuenta que soy cualquier cosa menos un tío tranquilo.

Después de una semana laboral más intensa de lo normal (creo que me beneficio al no estar tan pendiente de la maratón) llegué a Barcelona el sábado a mediodía, paso por el hotel a dejar la mochila y paseito hasta la Expo Sports a recoger el dorsal, comer un par de platos de pasta en la pasta party (de esto me arrepentí porque me tocó esperar 1 hora de pie) y dar un garbeo por la feria del corredor. Voy al hotel a descansar, pasta para cenar por las ramblas y a dormir.

El domingo me levanto a las 6, desayuno, ducha, y caminando tranquilamente hacia la salida, el paseo me sirve para templar los músculos ya que no pienso gastar en calentar ni un gramo de toda la pasta que me he metido en los últimos días. Después de dejar la mochila en el guardarropa me voy al cajón de 3:30-4:00 y me colocó en las primeras filas para no tener problemas en la salida. Coincido con Faustino, un corredor de Oviedo que me anima y me da los últimos consejos.

Se da la salida, salgo tranquilo, clavo la estrategia pensada, los 5 primeros kilómetros, que además pican para arriba, a 5:25-5:30 y a partir de ahí a mantenerme entre 5:10-5:20 para buscar terminar en 3:45

Parece que estoy corriendo en el extranjero (sin coñas, es verdad), la mitad de los participantes son guiris, pero hay unos cuantos asturianos que me adelantan y aprovechamos para saludarnos e intercambiar algunas palabras de ánimo (ventajas de llevar la bandera de Asturias en la camiseta).

Pasan los kilómetros y mantengo la previsión de 3:45. En cada cruce o cambio de dirección hay mucha gente y bastante animosa, en el 10 estoy a punto de irme al suelo por culpa de una anciana que se puso a cruzar la calle sin mirar. El recorrido es una verdadera pasada “visitando” todos los lugares más emblemáticos de Barcelona.

Paso la media en 1:53:00, muy fresco, tengo la confianza en hacer la segunda media por debajo y cumplir el objetivo (¡pobre infeliz!), en ese momento, no se porque, me acuerdo de las palabras de Valentín “… a partir del 32/35 por regla general se pierde tiempo …” pero me olvido rápidamente de ello cuando me cruzo con la gente que sube Meridiana y veo una camiseta del Sporting, le suelto un “Puxa Sporting” pero el hombre va jodido y no me oye, esto me produce un subidón y por primera vez mi garmin marca por debajo de 5, me presta un montón verlo, porque voy muy bien, pero en un arranque de sensatez (extrañísimo para mi) me freno y vuelvo a mi ritmo.

En el kilómetro 24-25 el sol comienza a cascar (mal asunto) las calles son mucho más abiertas y van quedando pocas zonas de sombra. En el 28-30 voy bien, mantengo el ritmo, pero sospecho que algo pasa.

A partir del 34-35 ocurre lo que subconscientemente “rumiaba” desde hace unos cuantos kms, y no quería reconocer, me vengo abajo totalmente, (el garmin empieza a marcar 5:40, 6:00, el 41 lo hice en ¡7:08!). Cuando el termómetro ronda los 20º y el sol “pica” me hundo, estoy acostumbrado a entrenar a las 7 de la mañana así que se puede considerar como normal que me pase esto. En el 35 piso una botella de agua y me retuerzo levemente el tobillo (hoy todavía me molesta un poco). En el 36 me pasa la primera de las liebres de 3:45 hago un microintento de 10 mts para seguirla, pero es imposible. Recalculo el objetivo que pasa a ser el de bajar de 4 horas, tengo tiempo de sobra, así que aprieto “los machos”, clavo la vista en la “maldita” línea azul que marca el recorrido y paso los últimos kilómetros como puedo. En el 38 me pasa la otra liebre de 3:45, supongo que no debió de conseguirlo, un grito de ánimo en las Ramblas de una chica me hace partirme de risa “¡vamos Nacho, que eres todo un macho!” y se me hacen más llevaderos los siguientes 100 mts. Llego a Colón y encaro la Avenida del Paralelo, casi dos kms. picando para arriba que se hacen interminables, llegando a plaza España me repongo por la proximidad de la meta y aprieto, entro en la Avenida de María Cristina, veo la meta, el crono, la fuente mágica al fondo, todo el bullicio de la gente animando, ¡que pasada!, levanto las brazos, los puños, miro al cielo, me acuerdo de toda la gente que quiero, ¡lo he conseguido!

No me paro, sigo caminando, estiro levemente, me quitan el chip de la zapatilla, bebo, como, 5 minutos después, empiezo a darme cuenta de lo que acabo de hacer y rompo a llorar como un niño.

Jamás se me pasó por la cabeza abandonar, cosa que me ha ocurrido varias veces en otras distancias, pero sabía que aquí iba a acabar si o si. Terminé muchísimo mejor de lo que pensaba, sobre todo muscularmente (ni un tirón, ni un calambre, …), estoy convencido que con un día nublado o con una temperatura unos grados más fresca hubiera bajado fácilmente de 3:45, pero eso lo dejaremos para otra ocasión (ya estoy pensando en la siguiente).

Al final, tiempo: 03:55:05
Puesto: 8718 de 16216

Estoy feliz por ingresar en el selecto club de maratonianos. Además cuando cuente batallitas de mi primera maratón podré decir que gané a todo un campeón como Chema Martínez, jejejeje!

Chapó para la organización. Se nota que es una de las grandes. Todo estuvo a gran nivel. Mención especial a todos los voluntarios, siempre atendiéndote con una sonrisa. Muchas gracias a todos.
Nacho


No hay comentarios: