jueves, 30 de abril de 2015

MARATÓN MADRID 26-04-2015

Continuamos dejándonos ver por el territorio nacional, esta vez fue el turno de Michi, participando y “sufriendo" en el Rock and Roll Maratón Madrid.

Esta es su crónica:

“Me gustaría comenzar esta crónica diciendo que disfruté la maratón pero no es así. Tras ver el lado bueno en las dos últimas en San Sebastián y Sevilla esta vez tocó la de arena. Llegué bien entrenado y con ganas de pasarlo bien sobre todo, aunque con el pequeño lastre de un virus estomacal que me afectó el lunes y martes anterior, que creí que el jueves ya podría haber desaparecido pero puede que no fuera así.
En la línea de salida estaba muy tranquilo, la mañana estaba nublada y con buena temperatura, todavía no amenazaba lluvia y con lo bien que llegaba la cosa pintaba bien.
Mi cajón de salida es el 3, pero me confundo y entro en el 2. Dan el disparo y me agobio un poco por la cantidad de gente que hay que impide que se pueda correr. Ya nada más salir se hace un embudo y nos apretamos bastante. El primer km me sale casi a 6 minutos, “que más da” pienso, pero aun así me empiezo a agobiar poco a poco por haber tanta gente, no se puede coger ritmo y vas frenándote cada poco para no chocar.
Sobre el km 3 me pasa como un avión la liebre de 1:50 de la media maratón, miro mi reloj y veo que estoy ya corriendo un poco por debajo de 5’ el km y me extraña. Un poco después lo mismo con la liebre de 3:30 de la maratón, me pasa como un tiro y se va. Me digo que será porque van según el tiempo bruto de carrera y sigo a lo mío, pensando que ya la pillaré… pero no la volví a ver más. Paso el km 5 ya acercándome al tiempo de 5’ por km y el 10 más aún, me siento cómodo de piernas y reteniendo. Voy con confianza y con ganas de llegar al  km 14 para separarnos de los corredores de la media maratón. Una vez pasado ese km ya me relajo bastante, seguimos yendo en pelotón pero se puede correr mejor y ya estamos solo “los maratonianos”. Sigo bien y cada vez con mejores sensaciones.
Llegamos a Sol cerca del km 19, me habían dicho que esa parte era emocionante, y así es, mucha gente animando que hace que se estreche el paso, me recuerda la etapas de montaña del Tour, ahí es difícil no emocionarse y por primera vez empiezo a disfrutar. Me animo pensando que estoy corriendo con mucha cabeza y que voy a llegar bien a la temida parte final.  
Enseguida paso la media maratón, en 1:44, con la sensación de ir reteniendo y cada vez más suelto. Todavía no he comido nada, lo llevo en mi muñequera pero decido esperar un poco, hasta el momento he bebido Powerade en todos los avituallamientos para ir reponiendo sales.
Llego al km 26 y en el avituallamiento en vez de vaso pillo botella de Powerade para ir bebiendo. Es este paso bebo más que en los anteriores, empieza ya a pedirlo el cuerpo. Y de repente, sin aviso, apenas dos kms después todo se va al traste y empiezan los problemas. Noto el estómago raro y comienzo a eructar bastante. Ya es el momento de comer pero no me atrevo. Mantengo ritmo confiando en que no sea nada y vaya pasando pero no tengo esa suerte. Poco después me pasa algo que jamás sufrí en carrera y que espero no repetir nunca, viéndome forzado a tener que devolver (poco por suerte), afortunadamente aun dentro de la Casa de Campo. En ese momento ya llovía, aunque no demasiado fuerte todavía. Todas las buenas sensaciones desaparecieron de golpe, volví a arrancar poco a poco pero la chispa ya no estaba. En el km 30 nuevo avituallamiento y salimos de la Casa de Campo, en ese momento recuerdo las palabras de Caro (gran maratoniano y amigo) diciéndome días antes que él ahí siempre camina, mientras veo la cuesta justo a continuación del avituallamiento. Cojo agua y paro para caminar y beber bien, y ahí se me viene el mundo encima. Ya llueve fuerte y me noto sin fuerzas, con el estómago aun revuelto, y lo peor de todo con 12 km hasta meta, los más duros probablemente picando para arriba. Pienso en abandonar, pero ¿y luego que?, tengo el hotel en meta y me espera Pili sobre el km 38, no conozco la zona y si abandono no sé llegar atajando. Así que continúo en carrera en lo que de ahí al final ya va a ser una agonía de trotar y caminar. Cuando llego al km 38 coincide de casualidad que estoy corriendo cuando paso donde está Pili. Iba tan mal que me daba lo mismo no acabar la carrera y pensaba dejarlo al encontrarla pero la emoción de verla me hace seguir. Del km 39 a meta ya nos cae el diluvio. Es una agonía interminable, voy a siete y pico el km avanzando como puedo y no doy para más. Entro por fin en el Retiro pero no hay ninguna emoción como en maratones anteriores, sólo quiero que acabe la agonía. Entro finalmente en meta bajo un chaparrón de agua y miro el reloj que marca 3:46:03. No hay brazos al aire, ni alegría ni subidón de otras veces. Me encuentro fatal, estoy agotado, revuelto, empapado y con frío. Así que sin pensarlo caminando como puedo medio acalambrado al hotel a disfrutar de una larga ducha caliente.
El puesto final fue 4023 de 12043, mirando los pasos por los parciales, se ve bien la debacle, ya que desde el km 30 a meta me pasaron mil corredores prácticamente.
Pasados unos días y ya viéndolo con perspectiva estoy muy contento por haber podido acabar. Se sufrió mucho pero no pudo conmigo!. Y estoy convencido de que la próxima saldrá mucho mejor seguro :)
Y no se puede acabar la crónica sin agradecer de corazón a mi compañero y sobre todo amigo Valentín, por su apoyo incondicional, preparación, consejos y sobre todo por estar siempre ahí. Espero tenerlo a mi lado en la siguiente :)

Un saludo a todos/as

Galgalugones



No hay comentarios: